Derechos de autor: medias tintas.

En la debate de clase que tuvimos, el resultado, aunque algo inusual, me pareció bastante positivo. A pesar de que, por fines prácticos, tuvimos que separarnos en dos grupos, la conclusión final fue abrumadora: no se puede pensar en términos tan generales, si existiera un grupo en la mitad, ahí estaríamos todos.

El debate acerca de los derechos de autor es un más complicado de lo que parece. Pero aun así, en la clase el ambiente general fue bastante equilibrado. Creative Commons aparece como una alternativa ante los dos extremos: o se libera todo, o se restringe todo. Para la clase en general, ninguno de los dos extremos funciona porque este tipo de sistema sólo beneficia a los intermediarios y a personas que no tienen ningún mérito.

Es por eso que Creative Commons muestra una alternativa real a eso: nos permite elegir qué derechos podemos reservarnos y qué derechos podemos permitir. Esto da paso a una especie de comunicación recíproca que nos acerca entre consumidores y creadores, dejando a un lado a los intermediarios.

Lo que más me llamó la atención es que, en este grupo de clase, encontramos más motivos para estar unidos que para estar separados. Y es precisamente eso lo que me lleva a pensar que, poco a poco, las generaciones van tomando más conciencia del lugar que tiene la humanidad en el planeta, de la convivencia a la que estamos destinados.

Eso, sin duda, es algo muy bueno.